EL CICLO DE LA VIOLENCIA
MIMÉTICA.- (E) (18)
Reconocer
lo que tiene de corriente, de trivial incluso, la crucifixión permite
comprender una de las cuestiones propias de la figura de Jesús, la de la ‘semejanza’ entre su muerte y las
persecuciones sufridas por muchos profetas anteriores a él.
Todavía
en nuestros días abundan los que piensan que, si los evangelios equiparan la
muerte de Jesús a la de los profetas, es con objeto de estigmatizar
exclusivamente al pueblo judío. Algo que ya pensaba, por supuesto, el
antisemitismo medieval, en cuanto basado, como todo antisemitismo cristiano, en
la incapacidad de comprender la verdadera naturaleza e infinita ejemplaridad de
la Pasión. Error que hace mil años, en una época en la que la influencia
cristiana no había penetrado tan profundamente en nuestro mundo, resultaba más
excusable que hoy.
La interpretación antisemita desconoce la
intención real de los evangelios. Lo que explica el odio de las masas hacia los
seres excepcionales, como Jesús y los profetas, no es la pertenencia étnica o
religiosa, sino, evidentemente, el mimetismo.
Los
evangelios sugieren que en todas las comunidades, y no sólo en la judía, existe
un proceso mimético de rechazo cuyas víctimas preferidas son los profetas, como
ocurre en alguna medida con todos los seres ‘excepcionales’, esos individuos que, por diversas razones, no son
como los demás. Las víctimas pueden ser lisiados, inválidos, indigentes
miembros de pueblos o razas considerados inferiores, o retrasados mentales,
pero también grandes reformadores religiosos, como Jesús o los profetas judíos,
o, en nuestros días destacados artistas o pensadores. Todos los pueblos tienden
a rechazar, con diversos pretextos, a quienes no encajan en su concepción de lo
normal y corriente.
Si
comparamos la Pasión con los relatos de las violencias sufridas por los
profetas, comprobaremos que en todos los casos, en efecto, se trata de
violencias bien directamente colectivas, bien de inspiración colectiva. La ‘semejanza’ señalada por Jesús es de lo
más real y no puede limitarse a las violencias descritas en la Biblia, como no
tardaremos en ver. El mismo tipo de víctima aparece en los mitos.
Así
pues, hay que interpretar de forma muy concreta la frase de Jesús sobre la
analogía entre su propia muerte y la de los profetas. Para confirmar la interpretación
realista que propongo, hay que comprar la Pasión no sólo con las violencias
contra los profetas judíos narradas en el AT, sino también con las que relatan
los evangelios al referirse a la ejecución de quien éstos consideraban el
"último de los profetas", Juan Bautista.
(René
Girard, Veo a Satán caer como el relámpago, Barcelona, Ed. Anagrama.)
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